Habilidades ciudadanas, la evolución de las soft skills en educación

Para muchos, la escuela se está convirtiendo en un centro de producción de futuros trabajadores, con unas características muy específicas, para otros en cambio, la escuela debería ser un lugar donde las habilidades ciudadanas servirían de motor para el cambio necesario, que todo el mundo espera… En el recorrido de uno a otro lugar, aparecen las “Power Skills”, una evolución en clave de ciudadanía desde el punto de partida que son las Soft Skills, habilidades blandas.

En el círculo de estas habilidades blandas originarias, podemos encontrar competencias tales como, la capacidad para resolver problemas, el pensamiento crítico, la gestión de equipos, toma de decisiones, la creatividad, comunicación eficaz, flexibilidad cognitiva, la capacidad de negociación, entre otras…En la lógica evolución y progreso de estas competencias, en su viaje a través del filtro educativo, ha aparecido tras la pandemia que estamos sufriendo y sobre todo a raíz del fenómeno de la “Gran Renuncia”, un nuevo paradigma en el que además de todos los conocimientos (Hard Skills) y estas habilidades blandas, un concepto que pretende enlazar unas competencias con otras mediante el pegamento de los valores, la ética y las virtudes públicas, en definitiva el SER.

Los referentes sobre los que deben asentarse estas habilidades son: la Teoría de los Hábitos de la Mente de Arthur.L.Costa, una serie de comportamientos inteligentes que nos pueden llevar al éxito profesional: persistencia, manejo de la impulsividad, escucha empática, búsqueda de la precisión, etc.. que, junto con los valores universales y aportaciones de los grandes del pensamiento, como Aristóteles, Victoria Camps entre otros artífices de la virtud nos pueden aproximarnos al “hombre vitruviano”, constructo del ser proporcionado.

Combinando el CONOCER, SABER HACER y el SER llegamos a las habilidades ciudadanas, concepto que, de extenderse fuera del ámbito educativo, la escuela se desprendería de esa obligación moral que aún tiene de motor de cambio, asignación asimilada…

Estas competencias ciudadanas o requerimientos para el desarrollo personal pasan por los siguientes conceptos, todos ellos factores influyentes en la cultura del ejercicio de una ciudadanía responsable:

Oratoria (saber comunicar mensajes de forma clara, ordenada y atractiva), escucha activa (escuchar para entender y/o responder), resolución efectiva de conflictos (mentalidad flexible, abierta, capaz de diseñar ideas y alternativas novedosas), gestión del tiempo, responsabilidad, gestión de la incertidumbre y flexibilidad cognitiva (tener margen de maniobra antes situaciones de duda), actitud activa hacia el aprendizaje permanente, trabajo en equipo (colaboración, conexión, feddback…), toma de decisiones, habilidades de negociación, riesgos responsables, pensamiento interdependiente, evaluación permanente, pensamiento crítico, respeto y aprendizaje de lo clásico, virtudes públicas (responsabilidad, tolerancia, honestidad, compromiso…), disposición con excelencia al ejercicio propio de las funciones.

Todas ellas, de forma individual y transversal a todas las materias y áreas, hacen un conjunto de virtudes cotidianas y ciudadanas muy deseables para un desarrollo personal que escapa de la tiranía y posicionamientos morales poco saludables en todos los ámbitos. Conseguir que se conviertan en rutinas es una labor ardua, complicada y esquiva de la complacencia. En su globalidad, pueden aprenderse y por lo tanto enseñarse; para ello son necesarios en todos los claustros de docentes en todas las comunidades educativas tiempos de reflexión para implementarlas, siempre teniendo en cuenta a todos los agentes del negociado, es decir a TODOS.

Existen habilidades tan esenciales e importantes que su trabajo reiterativo debe hacerse con mayor esfuerzo, la comunicación, colaboración y la adaptabilidad al cambio y el trabajo desde el paraguas de la incertidumbre se vislumbran como prioritarias. Además, debemos tener en cuenta todo lo digital y lo relacionado con su entorno, con lo estas habilidades ciudadanas deben tener muy claro el horizonte digital que tenemos enfrente.

Esta concepción que subyace de una necesidad debe aprovechar su momento para poner en el centro al alumnado a la ciudadanía a las personas, el humanismo debe ser el motor de esta nueva etapa, y los centros educativos pueden ser uno de los vehículos que lo transporten, pero no el único.

Desarrollar este conjunto de habilidades supone enlazar conocimientos, la parte técnica, con comportamientos inteligentes enfocados al buen desempeño futuro de nuestras labores y para ello contamos con un colectivo docente apasionado, que tenemos la obligación ética de cuidar.

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